La empresa familiar en tiempos de cuarentena

Guillermo Perkins, profesor full time del IAE Business School, brindó un webinar sobre su especialidad, que se puede ver completo en la parte inferior de esta página. Lo que sigue es una nota sobre el mismo tema, publicada por Perkins en El Cronista. 

Mi primera sensación en los veinte días iniciales de la pandemia fue la del naufrago, similar a la película protagonizada por Tom Hanks. Él estaba solo en la isla y su único amigo era Wilson, una pelota de fútbol que le llegó desde el océano. La soledad lo llevó a momentos de locura. Luego cambié mi actitud y me fijé en «Volver al futuro», una película en la que el hijo de un hombre tímido y sumiso viaja al pasado para cambiar la historia de su padre y así modificar la realidad del presente. Siguiendo esta misma lógica quiero proponer que pensemos en el 2030 y en qué cosas queremos hacer en la empresa familiar en el 2020 para que el futuro nos encuentre bien posicionados. ¿Y qué nos pasa hoy en la empresa, en las familias empresarias, y a nivel personal?

En las empresas se da una realidad sencilla: la toma de conciencia de que no hay empresa familiar sin empresa, que no hay empresa sin negocio, que no hay negocio sin mercado, y no hay rentabilidad sin capacidades. Esto nos lleva a velar por lo que es esencial en el negocio.

En la familia experimentamos otras novedades. Nos damos cuenta de que es tiempo para crear felicidad. Si nos quedamos en casa aprendemos a trabajar allí, a tolerar una mayor convivencia, y a compartir las contrariedades en familia. Si estamos solos y vivimos en aislamiento de los familiares y seres queridos, aprendemos a manifestar sentimientos frente a la videocámara.

En este contexto quiero ofrecer algunas ideas disparadoras para pensar desafíos estratégicos para la Empresa familiar en cuarentena.

No nos salvamos solos. En la empresa somos una comunidad de personas que caminamos juntos la vida laboral. Y seguir unidos en estas circunstancias es de vital importancia. Empieza por nuestra comunidad más cercana, pero se expande a una actitud de apertura generosa con todos.

¿La salud es más importante que la economía? Al inicio de la cuarentena lo escribía como una afirmación, hoy lo pienso como un interrogante. Son dos temas que están unidos y nos planteamos qué es lo que tenemos que hacer para que en el 2030 hayamos sabido equilibrarlos.

La responsabilidad social al primer plano. La reflexión sobre el significado de ser propietario, tener bienestar económico y compartirlo solidariamente es un desafío de mejora personal y organizacional a los que esta crisis nos convoca. La responsabilidad social es un aspecto que será permanente en la empresa.

El impacto de la tecnología. La tecnología llegó para quedarse en el negocio. Se está observando un tremendo cambio tecnológico y de modelos de negocio. El home office nos enseñó a ser más eficientes en el uso del tiempo.

La vulnerabilidad personal y del negocio. Vulnerabilidad, precariedad, incertidumbre y ansiedad son palabras habituales. Las empresas y las familias se han redimensionado a lo esencial y necesario. El ahorro ha vuelto a tener valor.

El presente en la construcción de felicidad y valor económico. La felicidad familiar sumada a la riqueza creada en la empresa son una síntesis de haber hecho las cosas bien en el pasado. El modo como construimos la felicidad familiar durante la pandemia y cómo actuamos en la empresa son los fundamentos de lo que seremos en el futuro.

Valor, algo por lo que vale la pena luchar. Los valores se efectivizan en las acciones. Los que mantengamos hoy los encontraremos en el 2030. Ser transparente, honesto, solidario, y mostrarse vulnerable en la adversidad son valores que hoy nos acercan a los demás.

La salud en la mesa de la decisión. Apareció este nuevo stakeholder insoslayable. La habilidad para saber detectar qué otros nuevos stakeholders van a surgir después es una clara ventaja competitiva.

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