Ricardo Parra; «Cuando uno compra elige el mundo en el que quiere vivir»

En su planta de General Las Heras, en la provincia de Buenos Aires, Estancia Las Quinas produce mieles, mermeladas y dulces de leche, con y sin azúcar. Todos sus productos son orgánicos certificados, el principal valor agregado de la marca y el objetivo que la compañía persiguió desde su fundación.

El fundador y CEO de la empresa es Ricardo Parra, ex presidente de MAPO (Movimiento Argentino para la Producción Orgánica), quien dice: “Cuando fundamos Las Quinas en 2003, nos propusimos elaborar alimentos cuidando al medio-ambiente y a los consumidores, este compromiso lo mantenemos al día de hoy, de manera inalterable e innegociable”.

En síntesis, el emprendimiento promueve un cambio de estilo de vida y de enfoque productivo, a partir de la elaboración de alimentos sustentables y orgánicos siempre cuidando el medio ambiente y al consumidor.

“Siempre buscamos escuchar y mirar a los consumidores -agrega Parra- por eso percibimos que se venía una demanda de productos sin azúcar agregada y eso hizo que ya en 2015 la gente comenzara a ver nuestros productos de otra manera, asi generamos mermeladas, dulce de leche y miel con una certificación de calidad importante. Obviamente, el propósito es ser rentables, pero con una mirada más abarcativa”.

La lógica productiva reinante en el mundo promovió la concentración de la actividad y, en cierta medida, la legitimación de modelos extractivistas y altamente negativos para el medio ambiente y la gestión de los recursos naturales.

Bajo este comportamiento, muchas de las empresas no tuvieron en cuenta el factor ambiental a la hora de desarrollar su actividad, no es el caso de Las Quinas. “Trabajamos con transformación energética, energías renovables, junto con la comunidad y con nuestro pueblo”, explica el empresario.

“Por medio de la implementación de tableros de control hacemos un seguimiento de los índices de consumo de agua y de cantidad de energía producida y conducida. Eso nos permite analizar un lote dentro de un rango horario y evaluar el consumo energético que nos lleva producir cada frasco individualmente».

“Para nosotros es un desafío producir con energías alternativas y para ello usamos paneles solares, además trabajamos con ciclos de agua reciclada que permiten ahorrar considerablemente la utilización de este recurso”, agrega Parra.

Certificaciones

“La conexión con la Tierra y el respeto por la biodiversidad fue y es el motivo de la existencia de Las Quinas. Elaboramos cada uno de nuestros productos bajo la Ley Nacional 25.127 (el marco de referencia fiscalizado por SENASA) y sumamos a ello auditorias periódicas a través de la certificadora designada”, detalla.

“Siempre entendemos a la certificación como una validación de lo que hacemos. Es super valido que uno la tenga exclusivamente por un tema comercial, pero en nuestro caso es una búsqueda de que el consumidor entienda que lo que hacemos dentro de la ley orgánica decidimos certificar como ´Empresa B´ y consideramos que el sello en la etiqueta termina siendo un diferencial”.

“En el 2015 empezamos a recorrer el camino, lo logramos y estamos certificados desde el 2017. Aún habiendo sido de los primeros seguimos aprendiendo y siguiendo como funciona. En ese recorrido para nosotros, más allá de trabajar con pequeños productores con comercio justo, hoy empezamos a visualizar que hay ONG que tienen un lado productivo y para nosotros empieza a ser una necesidad involucrarnos con organizaciones que necesiten un formato de un oficio que tenga una salida laboral”.

“Por eso, para hacer nuestro dulce de leche vamos siempre al tambo de Don Taberna, un noble vasco vecino de Las Heras que comparte nuestro amor por el pueblo y el campo. Y pensando en quienes no pueden ingerir azúcar, desarrollamos una versión sin azúcar, que nos llevó un par de años probando hasta lograr un dulce de leche “imposible” de rico, premiado en Europa”.

Somos orgullosos miembros del MAPO (Movimiento Argentino para la Producción Orgánica) que es la única ONG que aglutina a todo el Sector Orgánico Argentino.

Producción de miel

En tiempos en los que la miel tiene un fuerte protagonismo entre los endulzantes por tratarse de una alternativa natural, Las Quinas es una PyME argentina productora de este alimento que se alza con reconocimientos a nivel local e internacional y vuelca sus elaboraciones en distintos mercados del mundo.

La Certificación Orgánica le fue doblemente otorgada a la compañía en 2006, tanto por la Organización Internacional Agropecuaria (OIA) en la Argentina como por la entidad Bio-Siegel en Alemania –la más importante a escala global en este campo–, mientras que, en 2008, logró la nominación Libre de Gluten de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).

“Nuestra planta cuenta con varias medidas que aseguran la inocuidad, incluyendo capacitaciones para el personal y una higiene estricta. Cada seis meses se auditan los procesos», aclara quien fue presidente del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO), una organización no gubernamental de alcance nacional dedicada a la promoción de la producción orgánica en el país, que reúne a asociaciones, empresas y productores vinculados al ámbito.

“El propósito es llegar a la mayor cantidad posible de consumidores, a través de una alimentación saludable, cuidando el medioambiente. Cuando una persona compra, por ejemplo, nuestra miel, no solo compra un alimento natural. También colabora con las tareas que desempeñan las abejas y la conservación de las colmenas, ya que ellas se encuentran en lugares libres de agrotóxicos y sin transgénicos, donde la polinización se da de manera natural»”, resume Parra.

Múltiples reconocimientos

La trayectoria y la oferta gastronómica de Estancia Las Quinas fueron destacadas en distintas ocasiones.

Su miel fue multipremiada: Estancia Las Quinas se quedó con el Premio Internacional BioMiel a la mejor miel orgánica certificada del mundo en 2011, ganó el Premio del Instituto Internacional de Sabor y Calidad (ITQI, por sus siglas en inglés) –la organización mundial líder dedicada a catar y promover productos de «sabor superior», con sede en Bruselas (Bélgica)– en 2016, y obtuvo el Premio a la mejor miel orgánica y sin trigo, avena, cebada y centeno (TACC) de la Asociación Profesionales de Salud y Alimentos (APSAL) en 2017.

De igual modo, su dulce de leche también recibió el Premio al dulce de leche que la feria de la Rural dio en 2013 y el Premio de la Asociación de Chefs de Europa al lácteo innovador por su versión sin azúcar en 2015. Además, obtuvo el Premio entregado por APSAL a la mejor mermelada orgánica sin azúcar y fue nombrada una de las 10 mejores Empresas B del mundo por su cuidado del medioambiente.

Mirando hacia el exterior

Desde 2004 hasta 2010, cuando en la Argentina los festivales gourmet todavía no estaban de moda, Estancia Las Quinas formó parte de varias propuestas similares en el mundo.

“En 2004, integramos el grupo exportador Gean, con el cual estuvimos presentes durante cuatro años en las Ferias Internacionales de Alimentos (Fancy Food de Nueva York, IFE de Londres, Gul Food de Emiratos Árabes Unidos, Sial de Paris, Anuga de Alemania y Foodex de Japón). En esa época, existían en el país algunas ferias relacionadas con productos regionales, pero no había una orientada a productos gourmet”, sostiene Ricardo Parra.

Más tarde, la PyME participó de distintas convocatorias de Sabe la Tierra, Buenos Aires Market y Masticar, entre otros clásicos del circuito local. “Si bien hoy tenemos un camino ya andado, estos eventos nos siguen sirviendo como vidriera, así como también para lanzar y testear productos y tener un contacto directo con los clientes -comenta-. recomiendo plenamente a emprendedores que participen de este tipo de encuentros”, enfatiza Parra.

Producción orgánica

“La comida orgánica es un término que define los alimentos destinados al consumo que han sido producidos sin productos químicos y procesados sin aditivos. Sobre los beneficios de comer alimentos orgánicos”, opina el ex presidente del  MAPO.

“Cuando hablamos de producción orgánica en Argentina, nos referimos a producir bajo los principios de nuestra ley, la 25.127, sus decretos y resoluciones, estando a su vez definida por organismos oficiales y privados internacionalmente reconocidos, como el Codex Alimentarius o la Asociación IFOAM (Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica); e incluye un sistema de certificación y control. Los términos orgánico, ecológico y biológico son sinónimos y solo podrán aplicarse a productos que cumplan con esta ley”, describe.

Se entiende por orgánico a todo el sistema de producción agropecuario, su correspondiente agroindustria, como así también a los sistemas sustentables en el tiempo, que mediante el manejo racional de los recursos naturales y evitando el uso de los productos de síntesis química y otros de efecto tóxico real o potencial para la salud humana, brinde productos sanos, mantenga o incremente la fertilidad de los suelos y la diversidad biológica, siendo un sistema productivo de procesos, en donde se analiza a todo el ecosistema que interviene antes de empezar a producir.

La producción orgánica está muy vinculada con los pequeños productores y PyMEs del interior del interior de toda la Argentina, con un importante y fuerte arraigo de nuestros productores en sus pueblos. Donde emigrar a un centro urbano se transforma en una elección y no en una necesidad.

Es una producción con mano de obra intensiva donde los agricultores dejan de ser autómatas para pasar a ser productores que transfieren conocimientos a futuras generaciones.

El gran diferencial del alimento orgánico certificado en sí es el de ofrecer una garantía de calidad al consumidor, siendo alimentos libres de sustancias químicas sintéticas e industriales. “Nuestros productos orgánicos procesados no contienen aditivos, ni conservantes químicos así como tampoco nos está permitido el uso de transgénicos en toda su cadena (desde el campo a la mesa)”, dice Parra.

“Por último, -agrega- podemos asegurar que más allá de todo lo mencionado referente al alimento en sí que no es menor, al comprar productos orgánicos el consumidor está asumiendo un compromiso frente al medioambiente, al sistema alimentario nacional, al estado nutricional y principalmente al futuro de nuestra tierra, nuestra Argentina”.

«Debemos tener en cuenta que, cuando uno compra, elige el mundo en el que quiere vivir», finaliza el empresario.